ENTREVISTA a Sergio “Vikingo” Aguerre

 

La energía de lo colectivo mueve un poco el mundo”

A sus 60 años, con más de la mitad de la vida trabajando en los barrios, se jubila Sergio “Vikingo” Aguerre. Este histórico tallerista de herrería del Taller Mugica, nos deja reflexiones sobre los inicios con el Padre Currulef, las problemáticas de los jóvenes y actualidad de Gente Nueva y la población que la integra. ¡Gracias por tanto!.

 

_¿Quién sos ? ¿Cómo te definirías?

_Soy una persona común. Un laburante que tuvo la oportunidad de encontrar a la organización Gente Nueva y ponerse a trabajar y militar en los orígenes de este espacio, que me fue enganchando. Me considero un trabajador que le tocó ser docente durante 31 años, enseñando herrería. Ese soy yo y estoy contento con lo que hice y con lo que vendrá.

_¿Cuál fue el primer proyecto al que te sumaste? ¿Cómo te involucraste con Gente Nueva?

_En el año 91, recién llegado a Villa Llanquihue, donde vivo, conocí a una persona que era amigo del Negro Currulef que iba seguido al barrio. Un día pasó por mi casa, que estaba en plena construcción y me preguntó si quería trabajar. Le dije que sí y me dijo que vaya al día siguiente a la sede de la Fundación en Virgen Misionera. Entonces cuando llego al lugar, me dicen “vení Vikingo, pasa”, por mi melena rubia que tenía en ese entonces. Así es que, el Negro Currulef me puso el apodo con el que me conoce buena parte de la ciudad. Todavía recuerdo que cuando el Negro fallece, estando en su velorio, los chicos que él había criado me cuentan que ese día le dijeron a Currulef: “padre, lo busca un vikingo”. (risas)

Cuando ingresé, comencé a hacer en el Amuyen mantenimientos en general, así fui conociendo gente como Pablo Maestri, actual director del taller Mugica, quién me convocó en el año 93 para ser tallerista de herrería, argumentando que siempre tenía buen vínculo con los jóvenes. Y si bien al principio no quería porque no tenía experiencia pedagógica, después acepté.

_¿Cómo es el vínculo que hay con los pibes y el territorio en general?

_Al principio trabajábamos con los chicos del barrio a través del municipio, con los centros periféricos, precedentes a lo que en la actualidad son los CAATs. En esos momentos la fábrica de pobres estaba a full con el Menemismo y entonces había mucho caos y violencia en los sectores populares. Mi trabajo era enseñar pero también teníamos una camioneta vieja que era del obispado pintada de safari, con la que íbamos a buscar a dos grupos de chicos al barrio Arrayanes, hasta que fuimos logrando que los chicos viajen con el pase escolar. El vínculo siempre fue bueno. Me parece que soy bastante alegre, chistoso y me comunico bien, entonces siempre hubo buen trato. Creo que aprender un oficio era y es una salida para que no se pierdan en todos los riesgos que tiene una sociedad y un sistema que no se hace cargo muchas veces de sus jóvenes. En esa época venían muchos adolescentes, sin embargo después fue cambiando el público y se acercó gente más adulta. Creo que esos jóvenes a los que se les enseñó un oficio, después del 2008 como comenzó a haber trabajo, se dedicaron a otros rubros. Ahí es cuando comenzó a venir gente más grande que quería hacer algo más además de sus trabajos. Estos últimos años hay por ejemplo mucha gente jubilada en el taller, aunque claramente el espacio está abierto para los jóvenes que cursan o dejaron de cursar el secundario.

Recuerdo que hace muchos años venían muchos en invierno, donde merendábamos, jugábamos al ping pong y estudiábamos, pero cuando llegaba la primavera y los días lindos, no venía casi nadie. Ahora es más regular el funcionamiento. Antes era una escuela primaria con oficios y ahora se agregó el pos primario con formación profesional, donde en todos los talleres de Gente Nueva hay un docente con título que marca lo pedagógico y organizativo y un tallerista en particular.

_¿Qué importancia le ves a las organizaciones sociales que laburan en territorio?

_Son necesarias. No creo que Virgen Misionera hubiera sido lo mismo, por ejemplo, sin el acompañamiento de los que formaron Gente Nueva. Sobre todo por su trabajo en derecho a la tierra y educación. Esto sin dudas ayudó a organizar al barrio en un montón de cosas. El trabajo fue muy interesante como para que la gente se quede y no la expulsen, ya que se ayudó a regularizar un montón de tierras y a posicionarse ante el Estado no benefactor.

También fue muy importante la cogestión con el Estado, porque en la actualidad somos escuelas públicas de gestión social, pero el Estado provincial abona nuestros sueldos y permite que la escuela y los talleres sean gratuitos.

_¿Cómo analizás a Gente Nueva en la actualidad después de haber estado más de 30 años?

_Si bien en otro momento estuve un poco más involucrado, en el último encuentro de cierre de año que se realizó la semana pasada, me puso muy contento ver como se distribuía la palabra y giraba entre sus integrantes. Creo que se pudo contar un montón de cosas que se están haciendo y proyectar propuestas para el año que viene en cada una de las áreas. Me puso muy contento verlos así tan organizados. En ese encuentro nos tocó mostrar el trabajo que hacemos en nuestros talleres de herrería, tanto en Mugica como en Angelelli. En síntesis, veo a una organización adulta por los años de trayectoria que lleva, con nuevos desafíos, como por ejemplo involucrarse en la política barrial, educativa y partidaria. Es que somos seres políticos y formar actores políticos para generar otras voces, también es interesante. Creo que es necesario. Si uno se queja que el mal político es malo, es porque faltan involucrar a otras personas. Quejarse por quejarse no sirve, hay que poner el cuerpo.

_¿Qué consejo le transmitirías a alguien que comienza como tallerista?

­_Al que me reemplace le diría que primero siempre está el estudiante. Primero está la persona, a la que tenga muchas o pocas luces, siempre hay que acompañar, ser como un amigo del alumno, escuchar, comprender, y también transmitir el oficio. Eso es lo que puedo decir. En particular en este espacio siempre nos inclinamos por la carpintería metálica con una metodología de dos años de aprendizaje.

_¿Alguna posdada pendiente?

_Simplemente quisiera agradecer a la gente que creyó en mí y ojalá no haya defraudado. A tanta gente que quiero un montón: a los que comenzaron con esta organización, pero también a los más jóvenes que están en la actualidad. Agradecer a la organización en general que con las distintas personas que pasaron a lo largo de los años crearon este espacio del cual me siento orgulloso de pertenecer. Es invalorable la energía que meten en lo colectivo, algo que considero primordial y mueve un poco el mundo.

 

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