Centro Cultural El Negro, latiendo desde el barrio
Desde el barrio Virgen Misionera este espacio cultural poliniza diversas ofertas culturales que se expanden en forma de talleres y actividades culturales. Detrás del telón, sus referentes nos cuentan acerca de sus objetivos territoriales, su mirada sobre las políticas públicas culturales y las características propias de este espacio autogestivo que llegó para quedarse.
Es la hora pautada para esta entrevista y allí estamos, en el centro neurálgico del barrio: la cancha de fútbol, la iglesia, la radio comunitaria y el colegio, todo a solo un golpe de vista. Ingreso al espacio donde funciona por la mañana la escuela primaria Virgen Misionera que se disfraza (¿o se viste?) por la tarde y cada fin de semana de centro cultural. Ya nos dieron un abrazo de bienvenida, requisito casi obligatorio, antes de traspasar la puerta e invitarnos a entrar. Piden silencio porque a mi izquierda está la clase de yoga, colmada de vecinas que ponen a prueba su elasticidad. En la siguiente aula unas chicas ensayan una obra de teatro. Sigo por el pasillo hasta el fondo. Ahí está Claudio Paz con la flamante murga para pequeños que tiran sus primeros pasos, mientras al lado funciona un espacio de escucha para adolescentes del barrio.
Esta es una postal de un martes cualquiera en el centro cultural que funciona por la tarde los días de semana. Se nota que detrás del telón, hay mucho laburo y unas ganas que conmueven. Ya están Laura Vitalitti, Maite Elias Costa y Mauricio Biava, tres de sus referentxs. No sentamos. Saco el grabador cuando la charla ya inició y más que una entrevista el encuentro se convierte, en una charla descontracturada y amena en donde se entiende que solo las cosas hechas con pasión son las que tienen sentido. Pulso el Rec.
_¿Cómo llegaron a sumarse a este espacio?
_Yo venía de participar de espacios comunitarios, en centros culturales en Bs As, con un recorrido y conocimiento en algunos temas como puede ser armar una grilla, cuidar las convivencias, pensar las difusiones, etc. Ya como adolescente participé de un programa donde las escuelas cerraban, y abrían como centros culturales. Sin dudas que ese fue un espacio que alojó y transformó mucho la trayectoria de mi vida. Entonces cuando surgió esta propuesta no lo dudé. (Maite)
_En lo personal llegué por un compañero de teatro que me contó de la propuesta que me interesó de inmediato. Es que la mayoría de los que integramos El Negro somos artistas. Vengo del palo del teatro, soy payaso, y sin dudas que la vida me trajo aquí, porque el patio de mi casa linda con este centro cultural, así que también estoy en territorio y me queda todo cerquita. Mi hija viene a esta misma escuela así que estoy chocho, porque me queda todo a mano. (Mauricio)
Este proyecto nace desde la Fundación Gente Nueva, impulsada por su Comisión Directiva actual, que se presentó y consiguió un subsidio con el cual pudieron equiparse. Entonces ahí surgieron las preguntas: ¿Qué hacemos con esto y con quiénes? Así que se armó la convocatoria hacia la comunidad, donde se acercó mucha gente de espacios diferentes y quedó consolido un grupo estable de unas 15 personas que entienden al arte como un artículo de primera necesidad. Y a partir de ahí como decía Pichon Raiviere comenzaron a “construir un proyecto, que en definitiva es planificar a esperanza”.
_Soy docente y la convocatoria vino desde Gente Nueva que en todos sus espacios invitó a sumarse a las primeras reuniones para conformar este colectivo autogestivo. En lo personal me sumé por ser parte de la Fundación y trabajar en este territorio. Tenemos que reconocer que la infraestructura, el encuadre político e ideológico de Gente Nueva lo hace posible, porque sin el edificio, la puesta o su acompañamiento sería casi imposible. Lo mismo con la referencia que tiene en el territorio que da un montón de espalda, porque los vecinos tienen un respeto enorme por el espacio, por la pisada y la manera de construir que tiene la Fundación. Tal es así que hay días que la cantidad de circulación es enorme y no hay manera de contener a tanta movida, sin embargo nunca pasó nada grave, creo que porque hay un recorrido y un respeto por la Fundación que tiene que ver con su sello en el territorio. (Laura)
_El ida y vuelta es frecuente y recíproco y hay que reconocer la responsabilidad inmensa de gestionar, allanar, sacar seguros, pensando y resolviendo desde la experiencia, ya que muchos de los trámites pertinentes los vienen haciendo desde hace tiempo. Creemos que hay un reconocimiento enorme de la Fundación a este grupo y a lo que está pasando. (Maite)
_¿Cómo funcionan internamente? ¿Cómo es la arquitectura organizativa que diseñaron?
_Somos como un pulpo que tenemos diferentes tentáculos en donde resalto el respeto a la toma de decisiones. Por un lado hay una comisión técnica, que se ocupa fundamentalmente del montaje de la sala que se arma los viernes y se desarma cada domingo, porque al día siguiente hay clases en este mismo espacio, que es el patio del colegio primario Virgen Misionera. Esta comisión organiza y garantiza la puesta en funcionamiento. Por suerte siempre se suman voluntarios que son bienvenidos porque se necesita un número importante de personas para hacer toda esta movida.
La sala cuenta con un equipamiento muy bueno para lo que es la ciudad: luces, consola y equipo de sonido por ejemplo. Hay mucha luz y es muy versátil como para poder cubrir cualquier propuesta, tanto musical como teatral. Es una carpa, que es como una cámara negra, donde colgamos los tachos y vemos qué será necesario para las presentaciones de cada fin de semana.
Por otro lado tenemos la comisión de los talleres, que anfitrionan cada día de semana entre 16 30 y 21 horas. En la actualidad tenemos talleres de yoga, estiramiento, entrenamiento, teatro para adolescentes, salsa y baile cubano, masajes, iniciación musical, circo para niños, la murga del Centro Cultural, entre otros. Hay muchos talleres que se dan gracias a articulaciones y convenios que Gente Nueva hace con diversos organismos del estado, como municipalidad y provincia. Los talleres que no surgen mediante convenios, son propuestas a la gorra.
Después tenemos al equipo de programación, que recibe la propuesta de fechas y arma una grilla que sea lo más diversa posible. Se intenta que coexistan el mismo fin de semana el teatro, la música y el domingo dejarlo para los infantiles. A veces se puede, a veces no porque los grupos y elencos tienen su propia dinámica. Estamos permanentemente construyendo criterios y si bien comenzamos hace solo unos meses, tenemos la grilla de actividades ya está casi completa hasta diciembre. En este sentido acompañar a los elencos y los músicos nos parece importante. Es para destacar el cuidado que tenemos con el trabajador de la cultura: desde que le damos fecha, hasta que se concreta, hay permanentemente un montón de comunicación con el artista. Siempre hay un anfitrión que recibe a la persona que se acerca, sea artista o tallerista, y entablamos una relación muy amorosa. Así se está generando algo relindo. En el ambiente de la cultura, se volvió una referencia conocida y son varios lo que se acercaron aportando su granito de arena. Tenemos el cuidado hasta de cuidar los autos que se estacionan cada vez que hay una actividad, por la seguridad y que los mismos no tapen las entradas de los vecinos.
_ ¿Qué implica funcionar como escuela por la mañana y como centro cultural por la tarde?
_Es un gran desafío ya en sí mismo coexistir con la escuela, con quien se convive y entrama a la vez. Esta convivencia tiene sus cosas, porque de repente la escuela se convierte en un centro cultural y viceversa. Cada modificación en lo que respecta a los talleres significa una reunión con portería de la escuela primaria y su dirección para analizar la artesanía de movimientos de cosas a realizar. Por momentos es solo poner el físico para cada armado, que requiere poner el lugar acorde cada fin de semana. Es trasladar cosas siempre, poner, sacar y exigir nuestros cuerpos. Somos como equilibristas que se mueven artesanalmente y tiene que garantizar la convivencia con la escuela “como si nada hubiera pasado el fin de semana”. El padre Curulef siempre decía “en cada barrio una escuela”: imagínate ahora si supiera que también hay un centro cultural, y que es algo que se podría replicar como proyecto en muchas otras escuelas.
_El nombre del centro cultural surge en homenaje a “el negro” Curulef. Si bien la propuesta del nombre al principio fue medio controversial, después comenzamos a pensar en el laburo comunitario y barrial, con los vecinos, los sueños compartidos, y hay un montón de denominadores en común. Sin dudas que Curulef es una referencia para el barrio y también para muchos otros. Muchos en este colegio comparten un montón de historias con el negro y lo reconocen como alguien que levantó el barrio. De hecho muchos de nosotros comenzamos a conocer alguna de sus obras a partir de esta experiencia. Quizás nuestros viejos fueron más contemporáneos y nos transmitieron muchas historias que ahora estamos verificando en primera persona en alguna de sus acciones. Entonces una vez que comenzás a explicar desde dónde viene el nombre, se empieza a internalizar de otra manera.
Reflejos de la identidad local
Relatan que cuando comenzaron a pensar el cómo, tuvieron una vorágine de propuestas que fueron moldeando y construyendo lo que es y significa la identidad del lugar, que en definitiva son criterios que se construyen. Por ejemplo aquí no cobran los espectáculos, ni los talleres, ni se venden bebidas alcohólicas porque estamos en un territorio donde hay problemas de consumo, y por el vínculo que tienen con los pibes. Y una de las cosas que más impulsa este espacio es ser referencia barrial para infancias y adolescencias y generar para las juventudes un lugar donde se pueda estar y hacer algo. Estos son solo algunas de las definiciones y discusiones políticas que ya tienen saldadas. Algunos de sus propósitos que sostienen desde que abrieron sus puertas y corrieron el telón.
Además de la gran cantidad y diversidad de talleres, circulan personas que vienen a charlar un ratito y a chusmear. Los chicos del barrio entran, vienen, juegan a la pelota y por ahí se suman a algún taller. Es un espacio cuidado donde poder estar. Una trinchera cultural genuina donde se aloja al barrio. “Esa es una de las cuestiones que atravesó el proyecto; traer al barrio arte, cultura espectáculos y propuestas de calidad que sean inclusivas. Es que intentamos ser un espacio de referencia en el territorio, un lugar que aloje, y eso es lo que sigue impulsando el proyecto”, agregan.
_¿Les sorprendió la respuesta tanto de público como de artistas o talleristas?
_ El 9 de marzo de este año fue la inauguración formal, aunque los talleres ya venían funcionando desde ese verano, o sea que este espacio nace con el cambio de gobierno nacional y con un ataque muy grande a la cultura. De hecho nacimos casi en paralelo con el Frente Cultural Bariloche, y eso nos marcó mucho, porque en estos tiempos de tanto desánimo y crisis, pueden suceder dos cosas: o te replegás en tu fuero íntimo o te agarra una necesidad enorme de nutrirte de lo comunitario. Y creo que a todos los que integramos este espacio nos sucedió lo segundo.
_Sin dudas hay muchísima producción en la ciudad, tanto musical como teatral y hay tantas producciones artísticas que requieren espacios acordes. Quizás por la época que nos toca atravesar, por el contexto político social y la necesidad real de ofrecer un espacio a la cultura, existe una falta de diseño y pensamiento político que tiene que ver que en este territorio del oeste de Bariloche no hay ninguna política cultural que esté funcionando: Sedronar, Deportes de la Municipalidad, el CAAT, Cultura de Provincia, todo funciona aca dentro, porque no hay un solo espacio estatal que aloje a los programas que existen. Todas las propuestas de actividades culturales en esta zona son de emprendimientos privados.
_Recuerdo que durante el verano pasado abrimos los primeros talleres cuando todavía no contábamos ni lo mínimo para el funcionamiento, pero teníamos claro la semilla del proyecto: reconstituir el tejido social desde lo comunitario, creyendo en la cultura y los espacios de construcción del mundo simbólico y que las relaciones se sostienen en el tiempo, son transformadoras y tienen un enorme valor. Soy muy de confiar en lo pequeño y darle lugar a que crezca. No quemar la tostada porque hay algo de la estructura que cuando se tensa es muy difícil revertir ese malestar.
_Es por eso que es una política de esta Fundación abrir y sostener espacios que perduran en el tiempo, porque es la única manera de medir su impacto. Y para ver si las cosas se transforman hay que sembrar con transparencia y quedarse a ver qué pasa, más en los barrios donde se construye de a poquito. En lo personal, además de venir a acompañar los talleres, los tomo, entonces me encuentro con vecinas del barrio donde compartimos un montón de cosas, como por ejemplo haber soñado durante mucho tiempo aprender a hacer masajes y ahora poder hacerlos en nuestro propio barrio. Entonces es un espacio de cuidados donde nos acompañamos, donde el cuerpo se relaja, y sucede algo diferente en lo cotidiano. Es como una especie de oxígeno en medio de toda la crisis que estamos viviendo. Lo mismo sucede con los espectáculos: termina una función y algo definitivamente se movió en cada uno.
_¿Cómo articulan con el barrio?
_En el barrio hay una mesa inter que tiene un montón de instituciones dentro, con quien estamos articulando y está funcionando muy bien. Lo mismo que las convocatorias a familias para determinadas acciones, como ser la búsqueda de fondos para que un séptimo se vaya de viajes de egresados por ejemplo. Creemos que es una manera de convocar a las familias que cuando vienen, vuelven. Y eso es lo importante: que habiten el espacio, les pibes y las familias. Creemos que los talleres son la puerta de entrada al barrio y aunque hay mucho grito, mucho sonido y movimiento, como cada taller tiene su impronta, convivimos muy bien.
_La convocatoria en un inicio funciona mucho desde el afecto, con personas que nos conocemos y nos queremos, entonces se confía en la persona que está invitando a una actividad. Hay un grupo de adolescentes que vienen a tomar el té y a charlar y utilizan el espacio como logística entre el colegio y actividades extracurriculares.
_La idea es que el espacio no sea una burbuja en medio de Virgen Misionera. Estamos en un territorio con determinadas características, donde la mayoría de nosotrxs vivimos, entonces vamos pensando y construyendo ese camino mientras el centro cultural ya está caminando.
_¿Qué objetivos tienen a corto y mediano plazo?
_Creemos que todavía hay un montón para evaluar y repensar para el año que viene. Creo que un objetivo sería que además de todo lo que hacemos, esas actividades puedan generar algún ingreso para la economía de algunos compañeres. No hablo de puestos de trabajo sino de una forma de redistribución cooperativa, porque la realidad es que tenemos compas que militan en forma voluntaria en este espacio y a la vez están sin laburo. Si bien otrxs tenemos otros laburos, esto requiere poner el cuerpo así que hay que cuidarnos un montón analizando cómo lo podemos sostener a futuro. En la actualidad ninguno cobra por estar cumpliendo tareas en este espacio. Entonces ahí es donde vemos que es fundamental el recambio para que no sean siempre los mismos los que se propongan.
_En la actualidad tenemos dos economías cerradas y solidarias: una es la gorra de los talleres y otra es el alquiler de los espacios de sala. Con esos ingresos vamos cubriendo los gastos que puede haber en la actividad cotidiana. Después está la caja que se genera por los espectáculos más el buffet. Queremos comprar insumos, algunas herramientas que nos faltan, pero la idea es que las tareas de montaje estén medianamente rentadas y repartir algún excedente en términos de una cooperativa cultural.
_También quisiéramos hacer posibles articulaciones directas con otros centros culturales, porque tenemos compañeros que están en varios espacios culturales al mismo tiempo. No obstante el evento del 14 de septiembre, con el Frente Cultural Bariloche es una de las articulaciones que estamos haciendo con organizaciones de la cultura, lo mismo que el Primavera Teatral. También a nivel federal se empieza a notar un entramado incipiente de una Red Federal de Centros Culturales. También hay una relación con Macacha, otro centro cultural de la ciudad que se gestó en la misma época, con quién nos fuimos pasando data y preguntando determinadas cuestiones, y teniendo dos estructuras diferentes, estamos en sintonía. Es por eso que a largo plazo un objetivo que tenemos es ver cómo hacemos para implementar una política municipal en el oeste de la ciudad, que tenga una estructura que se sostenga como política pública. Creo que esa política de base la vamos a escribir nosotrxs porque la estamos sosteniendo a partir de esta experiencia.
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